martes, 7 de marzo de 2017

Oreja nunca fue oído






La pobreza es de la mente, el dinero no es motivo. si no hay taza, coge un jarro; si no hay helao; duro-frío. Al hueco que lo remienden, pal hoyo no van los vivos, el pollo que te lo pasen y después hazle un sofrito, que el ebbo es para los males y el hambre es un mal antiguo. No te sorprenda comadre, pero ayer vi a tu mario, allá en la Fraternidade, pasándose por pepillo, con una jabá de ojos verdes, decotada hasta el ombligo, él estaba muy animado; cuando me vio, ya te digo, el negro se puso blanco, me miró y sacó el colmillo, yo sonreí y dije: arete, oreja nunca fue oído, en eso vino la 13 y la jabá cogió camino, creo que es enfermera de un hospital de Los Pinos; elemento chichipó, de aquellas que ni te digo. Te lo cuento porque ese también fue un día mi marido, te lo cedí pero a vece se me retuerce el ombligo, porque el sillón no se mece si el comején lo ha comío, luego miro para Oreste y digo tengo marío, sigo mirando "el paquete", que eso es ahora lo mío. Que buena está la novela, la mala eres tú conmigo, al final se queda sola, le pega un tarro el marío y se hace la sufrida, cuando ella hizo lo mismo.

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