sábado, 25 de febrero de 2017

Vocación y numerología.




El sueño


 Tenía sólo 10 años cuando mi cuerpo comenzó a llenarse ronchas, las manos se me hinchaban y más que picarme, me dolían.  Mis padres super- preocupados, como siempre fueron y han sido conmigo, rápidamente me llevaron al médico.  Luego de intensas visitas al Hospital Infantil del Vedado, adonde me llevaba mi mamá para ver qué me provocaba aquel estado, el dictamen arrojó que era alérgico al polvo y a la humedad, algo difícil de evitar en nuestro clima, por lo que me indicaron una serie de vacunación contra el mal que me afectaba.
Cada 15 días, los miércoles iba al policlínico de la Calzada de Luyanó a vacunarme e iba para el colegio.  Llegó septiembre y con él, el nuevo curso escolar, ya estaba en Sexto grado, pero continuaba con mis vacunas. Siempre fui fascinado por mis maestras, ella nunca supieron de mi adoración por ellas, por lo que hacían y como lo hacían, lo que despertó en mí un fuerte deseo de hacerlo yo también; quería enseñar, que aprendieran conmigo; quería aprender y que los demás supieran lo mismo que yo.  Ese sentimiento llamado vocación y que pocos descubren a edad tan temprana.

En mi ADN está el maestro que fue mi padre, que estudió en la Escuela Normal de la Habana, aunque desde que tuve uso de razón él ya era funcionario del Ministerio de Educación y nunca pude verlo ejercer su profesión, sé e intuyo que sería el mejor de todos.

Un buen día dieron la noticia de la inauguración de una escuela para maestros que llevaría el nombre del ex-presidente de Chile. Escuela de Formación Para Maestros “Salvador Allende”.  El alma se me iluminó y me dije: a esa voy yo.
Guardé mi secreto a “4 llaves”, nadie podría saberlo.  Sería mi sorpresa.  Supe que ya estaban pasando por las escuelas inspecciones con las planillas para inscribirse y esperé con ansias la visita.

Ese miércoles, como los demás, cada 15 días había ido vacunarme. Llegué después del receso  e inocentemente miré los rostros encendidos de algunos niños; qué habría pasado en mi ausencia –me pregunté-; al final tuve la triste noticia; la maestra Ana Josefa, me lo dijo y no pude contener el llanto; ella asombrada me miró, contemplando consternada la tristeza de un niño que quería seguir su profesión; un sueño truncado a tan corta edad.  Llegue a casa sumido en la tristeza y al indagarme, nadie se preocupó por ello, lo tomaron como un capricho de infancia.


Así terminé mi enseñanza primaria  en 1976, pero el deseo ya estaba lanzado al universo y ese nunca me ha traicionado, la espiral vendría hacia mí, de otro modo, pero me llegaría. Tuvieron que pasar ocho años, para que comenzara a trabajar en el museo.  El año 1984 se me abrió y me dijo aquí tienes, serás Guía “C” de museo y así llegué hasta la “A”, al unísono estudiaba en la Universidad e iba haciendo carrera. Un día al terminar una visita vi a Papá contemplándome al fondo del grupo y al terminar me dijo: Albertico ya ves, ya eres maestro.  Mirándolo asentí con el rostro, pero yo quería más, quería el aula, quería los alumnos, no visitantes aleatorios y o furtivos, tenía que lograrlo.



Con mi padre.  Mi mayor maestro.

Así pasaron 16 años y salí de Cuba con dolor de mi alma y sin saber lo que me deparaba el destino.  Sólo lo supe cuando de vez me vi en un aula, dando clases, como profesor de idioma español y con un continente de aprendizaje extenso  que me ha hecho mantenerme fuera de mi país estos largos 16 años en que me he superado, estudiando en el Curso para profesores del Isntituto Cervantae de Río de haneiro y he entrado en el mundo de la  Numerología, su conocimiento me ha llevado a saber que el universo nos marca al nacer, así como marcó a mi padre con el número “11”,  el 14 de septiembre de 1941, me marcó a mí también,  el 7 de enero de 1965. Si sumamos ambas fechas veremos que da “11” total.  Número, maestro y de las personas que vienen al mundo a enseñar, a mostrar algo.


Mis alumnos de siempre.



Día del Profesor

En el aula.

Nota: Pueden comentar o calificar, en las casillas más abajo. Gracias.

1 comentario:

Unknown dijo...

excelente profe albertico. cumpliste tu objetivo grande abrazo.