Dicen que
se dieron una mano de golpes, de policía y tó, que fueron a parar a la Dependiente. Salieron de
allí que eran dos remolachas; moraditas. Al final él se quedó con la jabá del
diente de oro. Después encontraron una obra en la esquina de La Corona, la fabrica de cigarros que es
donde trabajan todos ellos, ahí en la calzada de Luyanó y Pamplona. Dos
muñequitas de trapo vestidas de negro y con guantes de boxeo, con los nombres
de ellas y unas yerbas de “pica-pica” y “sal del medio” dentro.
La que lo
vio fue Chuchy la del 10, que sabes que ella conoce del asunto. Según Manuela ella está haciéndose la boba,
porque hace unos días vieron a la jabá saliendo de su casa con mucha risa,
debe haber sido ella misma la del trabajo. Es espiritista y santera de antes de nacer,
la madre se hizo Yemayá estando en estado; pero no fue por eso le pusieron María de Jesús
y le dicen Chuchy, ese es el pretexto. La madre estaba con Jesús el bodeguero y como no le pudo
poner el apellido le metió el nombre, por eso ella salió así, jabá de ojos
verdes, porque el padre es blanco. Ahora
no, ahora ya la niña le dice abuelo y él, medio que la reconoce; total los dos
enviudaron. La madre podía haberse casado con Jesús pero pierde la pensión, que
era de su madre, que el abuelo era mambí.
Bueno la
cosa es que “la jabá” se quedó con el carnicero y aquellas dos, están esperando
juicio por escándalo público. Cállate que por ahí viene, y está gorda. No está en estado. Ay mamá! Ahora sí, “Azuquita pal café”, ese es otro cuento. Bueno después seguimos, que esto pica y se extiende y hay mucha tela por donde cortar. Hablando de eso....
Nota: Pueden comentar o calificar, en las casillas más abajo. Gracias.
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