Siempre le había envidiado el pelo a Blanca Rosa,
por eso ese día cuando ella le pidió el champú se dijo: esta es la mía; diciéndole
esto es Breacina un champú muy bueno de la farmacia. Blanca Rosa lo olió y supo que
era creolina con luz brillante y simplemente lo echó por el caño y a pesar de
lavarse la cabeza sólo con agua y jabón y por haberse hecho el torniquete con sus dos
rollos vacíos de talco Brisa y Boratado, todo muy primitivo, pero de buena
voluntad, el pelo le quedó como nunca. Y cuando Dalia la vio entrar en el salón del
Echeverría (antiguo Tenis-Club) al son del Barry White cantando Mama Cusa Cusá,
le quiso dar el ataque de la croqueta, Blanca Rosa iba muy simple con lo único que
tenía, un Baby-Doll, que se lo ponía todos los sábados pero siempre parecía de
estreno, era del encaje blanco de un velo de la abuela y una saya Can-Can de
una tía, pero sólo ella para lucirlo. Dalia la miró y con la inocencia que la
caracterizaba le dijo adiós, aún a sabiendas de su maldad. A su vez esta iba
con un atuendo espectacular pero que no lucía nada en su maniquí de tabla de
planchar. Era un juego de pantalón de encaje azul jaspeado traído por su
padrastro que en aquel entonces era marinero mercante, pero su dolor era el
pelo de Blanca Rosa, el que ella quería tener y no lograba por más cremas y
tintes que usaba.
En un momento de la noche se le acercó y Blanca
Rosa soltó una carcajada; Dalia estaba bailando con Raulito, el muchacho que todos
querían, de familia finísima y decente. Él vestía de negro, como era la moda,
pues por aquel entonces habían pasado - no se sabe si por equívoco - "El
tulipán negro" con Alain Delon y él era la viva estampa de este actor
francés. A la carcajada le siguió un beso de Raulito que sorprendió a Dalia, pero no
la ofendió para nada.
Corría la primera mitad del año '70 y Raulito se fue con su familia para los Estados Unidos, luego de que le hubieran negado la salida varias veces porque su padre había cumplido por irse en lancha ilegal. Y Raulito y Blanca Rosa no se vieron más hasta que el 1ro. de mayo de 1980. Luego de llegar de la manifestación de la Plaza de la Revolución, un funcionario del gobierno vino a buscar a Blanca Rosa en nombre de Raul Montes de Oca, aquel adolescente que nunca la olvidó y para el cual ella se había guardado inconscientemente ya que hasta ese momento nadie había superado a su Raulito.
La boda fue en la Ermita de la Caridad de Miami el 12 de septiembre del propio año, al son de violines que tocaron desde el Ave María, pasando por Perfidia y terminando con la Guantanamera, cantada por Celia Cruz - que EPD -, la que al conocer la historia de Blanca Rosa y Raulito se conmovió con aquella generosidad y simpleza que caracterizaba a la Guarachera de Cuba. Tuvieron su primer retoño que nació ochomesino el 1o de mayo del año 81, una niña a la que llamaron Dalia Sol, en recuerdo a la que, queriendo separarlos un día, los unió.
Corría la primera mitad del año '70 y Raulito se fue con su familia para los Estados Unidos, luego de que le hubieran negado la salida varias veces porque su padre había cumplido por irse en lancha ilegal. Y Raulito y Blanca Rosa no se vieron más hasta que el 1ro. de mayo de 1980. Luego de llegar de la manifestación de la Plaza de la Revolución, un funcionario del gobierno vino a buscar a Blanca Rosa en nombre de Raul Montes de Oca, aquel adolescente que nunca la olvidó y para el cual ella se había guardado inconscientemente ya que hasta ese momento nadie había superado a su Raulito.
La boda fue en la Ermita de la Caridad de Miami el 12 de septiembre del propio año, al son de violines que tocaron desde el Ave María, pasando por Perfidia y terminando con la Guantanamera, cantada por Celia Cruz - que EPD -, la que al conocer la historia de Blanca Rosa y Raulito se conmovió con aquella generosidad y simpleza que caracterizaba a la Guarachera de Cuba. Tuvieron su primer retoño que nació ochomesino el 1o de mayo del año 81, una niña a la que llamaron Dalia Sol, en recuerdo a la que, queriendo separarlos un día, los unió.
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