Los zapaticos de Santa.

Centro de Río de janeiro. Vista delTeatro Municipal.

Caminaba por el centro de Río de Janeiro e hice algo que mi analista y sicólogo me prohibió, cuando me declaró enfermo de consumismo: no tomar por la calle Ouvidor, pero la energía procedente de ella me atrae y así lo hice, entré y no solo entré me di el gusto de pasearme por las tiendas, desafiando mi entrega total a querer comprar, aunque no tenga necesidad alguna, aunque a fin de mes no sepa ni como salir de casa por no tener para el transporte. Entré en todas las tiendas, y salí de ellas, probándome ropas de todo tipo por encima para ver - en caso de las prendas femeninas - si quedan más o menos largos y sí le va bien a mi madre Santa, a mi tia, a mi hermana, a mi prima o a mis amigas Susana y Silvia. Así me imagino a todo el mundo vestido o calzado y salgo de la tienda, sin comprar nada. Esta vez así lo hice, pero al pasar por una tienda de zapatos caros, leí un cartel que decía rebaja, y me dije voy a ver, ya de cara me dí contra ellos, eran los únicos, me parecieron deslumbrantes y me dije: Para mi mamá, sin mirar el precio, saqué primero de la mochila un sobre donde atesoro desde el año 2000 las plantillas de mis seres queridos, saque la plantilla que decía Santa y la coloqué en el interior del zapato, era perfecta.

 Recordé al sicólogo y los dejé ahí y salí corriendo de la tienda, fui al metro, lo tomé en dirección a mi casa, llegue a mi punto salí del vagón, pero no de la estación, tomé el metro contrario y corrí hacia la tienda, llegué y ya una señora los tenía en la mano, para comprarlos ya en la caja para pagarlos; Dios me dije no, no puede ser, sabía que eran los últimos. Al pasar la señora su tarjeta de crédito, esta no pasaba, no los podía pagar. Sin pedírselos, se los arrebaté de la mano y los compré al momento. Ahora venía la otra, cómo enviárlos, cómo hacer que llegaran a La Habana.  Ya encontraría un modo.

"...y dice una mariposa que vió desde su rosal a Santa por la Balear, con sus zapatos ...hermosa"