viernes, 4 de noviembre de 2016

Pajarerías







Me he pasado todo el día resistiéndome a la tentación de su llamada. es gordo y blanco, pero me gusta, medio lampiño, pero me acricia con lo que tiene, no es muy duro ni muy blando, mejor porque hace daño, lo uso forrado, es más higiénico, huele a mí, me ama y creo que él a mí también; sé que no me cree, piensa que lo uso, porque sólo lo busco por las noches, no sabe lo que me duele dejarlo cada amanecer. Nadie entiende mi cuerpo como él. Lo dejé esta mañana, sombría, en el mejor momento. Sabe que no soy yo, que el tiempo es limitado. No llora, pero se enfría. lo noto cuando en él me lanzo; es como un termómetro, toma mi temperatura y se pone tibio. Aguanta mis ronquidos.
Caballero, no es pajarería o ustedes no saben lo que es dormir toda la vida en un pim-pam-pum. Vamos, que el chicharrón nunca fue carne-puerco. Que me compré un colchón. Me dejan que me está llamando; voy a dormir la siesta. Echar una surna.

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