Viendo
un “sketch” que puso mi nuevo amigo de facebook, que radica en Bulgaria, Rey González,
me he dado cuenta de una cosa. Es algo
que es general en Cuba, un fenómeno que comenzó a partir de un momento y que le toca solo a una generación y que continuó degenerando en las
subsiguientes.
Al
salir de Cuba, - como ya he dicho y muchos saben - era museólogo; graduado en
Historia del Arte. En 1998 comencé a ir
a la radio a divulgar el museo; un director de Radio Ciudad de La Habana, me
escuchó haciendo tal trabajo, y me
invitó a conducir un programa de radio,
en Radio Ciudad de La Habana, llamado “Rumbo 2000”. Cada lunes a las 9:00 am.
estaba yo en mi cabina, feliz como una lombriz.
Confieso que en los primeros programas me
moría de miedo, pero luego comencé a hablar con el micrófono, como si fuera
alguien y fue fluyendo que de no haber salido del país, creo que me hubiera
dedicado a eso.
De niño me ponían a dormir la siesta con la novela de las 2:00, con la voz de Aurora Pita, Fela Jar, Juan Ramón González Ramos, que eran actores radiales.
No dormía nada; me sabía todas las novelas de radio, cosa que adoraba. Práctica que continué de adulto. No me olvido de una novela de los ’90, en que ya anciana, pero con la voz de una niña, actuaba Aurora Pita, con Odalys Fuentes; una especie de Conde de Montecristo, pero del siglo XX; que tuvo tanto éxito que el último capítulo lo televisaron. Algo sui-generis, nunca antes había sucedido cosa igual.
Programa de Radio con Mery Delgado y Adrián Torres. Radio Enciclopedia. 1999. |
De niño me ponían a dormir la siesta con la novela de las 2:00, con la voz de Aurora Pita, Fela Jar, Juan Ramón González Ramos, que eran actores radiales.
RCA Víctor. 1946.
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No dormía nada; me sabía todas las novelas de radio, cosa que adoraba. Práctica que continué de adulto. No me olvido de una novela de los ’90, en que ya anciana, pero con la voz de una niña, actuaba Aurora Pita, con Odalys Fuentes; una especie de Conde de Montecristo, pero del siglo XX; que tuvo tanto éxito que el último capítulo lo televisaron. Algo sui-generis, nunca antes había sucedido cosa igual.
Bueno
volviendo a mi programita. Jamás nadie
me dijo nada sobre mi conducción, a pesar de no haber recibido clases de
locución, puesto que ya el trabajo de explicación del museo, me había dado
mucho continente. En el año 2000, salgo
del país y cumplo mi sueño de ser maestro. En este caso, profesor de idioma español. Las primeras clases son muy simples; el
abecedario, los artículos, los verbos regulares y ya luego comienza a complicarse, porque hay
que encadenar y completar frases. En un
inicio no, pero sentía que los alumnos no pronunciaban bien y yo les insistía.
La mayor dificultad la encontraba en la “s” y la “r” intermedia; me la
arrastraban, la “r” salía como “d” y la “s” como “j”; de ahí que en vez de
decir masculino, me decían majculino y en vez de decir gordo, decían goddo. Todo terminó cuando un alumno al
llamarle la atención, me dijo: Profesor, así lo dice usted. Me silenció con su
sentencia y a partir de ahí comencé a “policiarme” y realmente tenían razón mis alumnos, era yo
quien hablaba mal, articulando de modo incorrecto. Hablé con un amigo que aunque no se dedicaba
a la enseñanza, es conferencista y este me lo aclaró todo, al decirme muy
bajito, para no colocarme en una situación
embarazosa, ante los presentes:
-Alberto, ¿tú sabes qué es? La carne - continuó -.
Por
mi mente pasaron tantas alternativas de respuesta y la que me salió, fue la
precisa.
- ¿Qué carne Vicente? - le dije -
-
Eso mismo, ninguna - me respondió -
Yo
seguía sin entender
-
La falta de carne que
afecta las articulaciones y el sistema motor, a la hora de la dicción. Eso se llama “dislalia”. En Cuba no se come carne. Nuestros padres y
abuelos sí comieron, pero nosotros no y
padecemos de esa condición, producto de las papillas y comestibles blandos,
como el huevo, el pollo o el pescado.
Yo
me quedé patidifuso. Al llegar a casa fui corriendo para google, coloqué en
grande DISLALIA y era cierto. A los tres meses estaba yo articulando, como si
hubiera nacido en el siglo XVIII, pero a eso se sumaron una serie de
malestares y dolores en las articulaciones, no de la boca; esta vez de las
piernas y parecía que tenía un corazón en el dedo gordo del pie. Corriendo fui
para el médico. Me hicieron un chequeo “de
aquí te espero”; cuando estuvieron los resultados, regresé y para mí sorpresa,
estaba a punto de padecer la enfermedad de los reyes. Es usted candidato a la gota, me dijo el Dr.
Jorge Nunes.
Claro,
tanta carne roja comí que el ácido úrico estaba en el cielo. Me quedé en una pieza, cuando me prohibió lo
único rojo que me faltaba y por qué digo esto, pues al hacerme santo e iniciarme
en mi religión, me prohibieron todo lo rojo, lo principal la ropa, pasando por las frutas, las hortalizas y las
bebidas; pero cómo, a un italero cubano (religioso y adivino que
dicta el llamado “itá”, que son las reglas de la osha o religión afrocubana) se le va a ocurrir prohibir la carne
roja en Cuba; un país donde comerse un bistec de res es un lujo reservado a pocos.
Un
tratamiento urgente normalizó mi ácido úrico, al tiempo que normalizaba y
mejoraba mi dicción; al punto que en mi
último viaje a Cuba, al entrar al avión, se quedaron mirándome y una se atrevió
a indagarme, tratando de averiguar mi nacionalidad; mencionó todos los países
de habla hispana, menos el mío. Triste
al comprender la pérdida de mi acento, al no reconocerlo, le dije: De
Cuba. Una de ellas feliz dijo: No te lo
dije. Es de Cuba, lo que me animó, al saber que al menos una, a pesar de la
duda, me había descubierto.
Es
por eso que hoy al escuchar a Garrido y Piñero hoy expresarse en su programa,
recordé este suceso.
En clases.
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Río
de Janeiro, 2016-11-27.
23:50
pm.
Bibliografía:
- -Influencia de la masticación en el desarrollo del habla
Bibliografía:
- -Influencia de la masticación en el desarrollo del habla
Articulo elaborado por:
Nelsy Corral Lopez
Fonoaudiologa – Especialista en Terapia Miofuncional
Nelsy Corral Lopez
Fonoaudiologa – Especialista en Terapia Miofuncional
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